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Cuando una ampolla
aparece en la planta del pie o en el talón del corredor puede deberse a
distintas causas: un calcetín desgastado o mal colocado, el uso de calzado que
no es de nuestra talla, o la simple fricción de la zapatilla contra la piel. No
es lo más recomendable, pero si es muy molesta puede drenarse pinchándola con
una aguja quirúrgica (o previamente desinfectada) y colocándose un apósito
protector después. Lo más interesante es evitar que aparezcan, lo cual
podéis conseguir atándoos los cordones tal y como muestra el vídeo de la
cabecera.
La idea es utilizar
los últimos ojales de las zapatillas, esos que no solemos usar nunca, para
crear un pequeño lazo por donde pasen los cordones, y conseguir así un ajuste
perfecto del calzado a nuestro pie. De esta manera la zapatilla no resbala
por el talón y tampoco nuestro pie puede desplazarse hacia delante, lo cual
evitaría también las uñas negras.
Pero a mí no me
funciona...
El vídeo que os
mostramos ha salido solo hace unos días, pero seguro que si haces deporte desde
hace tiempo o eres un corredor habitual ya conocías esta forma de atarte
los cordones. También os enseñamos hace tiempo otras formas
diferentes de ataros las zapatillas, dependiendo de las
características de tu pie.
Durante un tiempo
yo utilicé este tipo de lazada, pero acabé por dejarlo ya que, en mi caso, era
peor el remedio que la enfermedad. En alguna ocasión te he comentado que mi empeine es muy
alto (no el puente del pie, solo el empeine) y esta forma
de atarme las zapatillas las ajustaba demasiado llegando a producir incluso
dolor. Lo intenté atando con más o menos presión, pero la sensación siempre era
muy incómoda. Personas con el empeine alto: quizás esta no es la mejor idea
para ti
Por otro lado, si
utilizáis calcetines bajos, de los que no llegan a cubrir el tobillo, al
utilizar este tipo de lazada lo que ocurre es que la lengüeta de la
zapatilla fricciona mucho con la piel, pudiendo producir rozaduras e
incomodidad.
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