miércoles, 21 de diciembre de 2016

¿QUÉ ES PEOR PARA NUESTRA SALUD? ¿LA GRASA O EL AZÚCAR?

Los expertos en nutrición nos advierten de que el problema de la obesidad es, a día de hoy, uno de los peligros más comunes para nuestra  salud y, más aún, el sobrepeso sigue aumentando año tras año en todos los países de un modo casi alarmante. ¿Por qué ocurre esto? Tenemos una gran cantidad de posibilidades, existen alimentos light, disponemos de más opciones para practicar deporte…

Muchos consideran que el principal enemigo para nuestra salud y nuestro peso es el azúcar. Para otros, sin embargo, son las grasas saturadas presentes en la mayoría de los alimentos. Sea como sea, parece que vivimos una curiosa época en la cual nuestros jabones son ricos en nutrientes y vitaminas, mientras quemuchos de nuestros alimentos son cada vez menos saludables.

De ahí que se necesite un esfuerzo diario por nuestra parte para “comer bien”, para tomarnos en serio nuestra nutrición con el fin de evitar la obesidad. Es por ello por lo que hoy queremos dar respuesta a esa cuestión que muchos nos hemos hecho alguna vez… ¿Qué es peor? ¿La grasa o el azúcar?

La verdad sobre las grasas y el azúcar.


El dato resulta curioso pero, según los nutricionistas, durante mucho tiempo se demonizó el consumo de grasas sin tener en cuenta el peligro del azúcar. La razón de ello estaba en que un gramo de grasa tiene 9 calorías, mientras que uno de azúcar dispone de 4 calorías, lo cual provocó que durante mucho tiempo, y en especial durante la década de los 70, la población fuera una auténtica adicta al azúcar.

Si bien es cierto que a día de hoy lo seguimos siendo, lo que ocurre es que la mayoría de alimentos procesados que consumimos contienen tanto grasas como azúcares. Las razones por la que las empresas alimenticias crean productos ricos con estos elementos son: 

- Se trata de un recurso fácil y rápido para el día a día en una sociedad donde cada vez se tiene menos tiempo para cocinar.

- La comida rica en azúcares y grasa reduce la ansiedad y eleva el bienestar pero, a su vez, es poco saciante, con lo cual acabamos consumiendo más cantidades.

Veamos ahora las consecuencias del consumo del azúcar y las grasas. ¿Cual crees que será más nocivo?
1. El riesgo del azúcar


- Es importante saber que nuestro organismo puede admitir una cantidad limitada de azúcar. En el momento en que cometemos un exceso, la insulina la convierte en grasa y en reserva adiposa en determinadas zonas de nuestro cuerpo. Además, el exceso de azúcar se convierte a su vez en triglicéridos, esas moléculas tan dañinas que, como ya sabes, aumentan el riesgo cardiovascular.

- El azúcar es un tipo de carbohidrato pero, a su vez, existen diferentes tipos de azúcares que consumes cada día sin que te des cuenta: muchas vitaminas son ricas en azúcares complejos; algunos cereales, por su parte, disponen de azúcares simples y, a su vez, la fruta también tiene fructosa, que consumida en altas cantidades puede ser dañina.

- El azúcar más dañino es el refinado de mesa (azúcar simple), puesto que es un alimento vacío y sin ningún poder nutritivo. El más aceptable o “saludable” es el que está presente en la fruta, ya que tarda más en ser absorbido y nos da más energía.

- Los alimentos ricos en azúcar blanco procesado engordan más que las grasas.


- La gran mayoría de azúcar que consumimos a diario viene de los refrescos y de los jugos que compramos en los supermercados.

- El azúcar es más adictivo que las grasas, nos hacen casi dependientes de todo lo dulce. ¿La razón? Elevan nuestra serotonina, nos ofrece bienestar y,  a su vez, un “alto índice glicémico”, es decir, quedamos saciados durante un breve instante pero al cabo del rato volvemos a sentir las “ansias”. Es pues un alimento peligroso.

2. El riesgo de las grasas


Es importante diferenciar entre las grasas buenas y las grasas malas:

- Las grasas llamadas “malas” son las saturadas, hidrogenadas y las “trans”. Vienen de las carnes animales,  de los quesos, los lácteos y de los aceites hidrogenados, como las margarinas. No se trata de eliminarlas por completo de nuestra dieta, sino de llevar un adecuado equilibrio, puesto que nos aportan proteínas y son básicas para sintetizar determinadas hormonas y vitaminas.

- Si nos excedemos diariamente en el consumo de las grasas malas, corremos el riesgo de padecer arteriosclerosis, obesidad y problemas de corazón.

- Las grasas buenas o “monoinsanturadas” son necesarias para nuestra salud cardíaca, puesto que disponen de un alto contenido en omega 3, que mantiene a raya nuestro colesterol. Ahora bien, si nos excedemos en el consumo de este tipo de grasas, también sufriremos problemas de salud.

Conclusiones que debemos tener en cuenta


Los nutricionistas nos señalan que ambos elementos son igual de peligrosos, puesto que la mayoría de alimentos que consumimos son ricos en ambos: grasas y azúcares.

- El problema está en que, generalmente, cuando queremos llevar una dieta más saludable, las personas solemos eliminar de nuestra dieta las grasas, sin tener en cuenta que muchos de los alimentos que comemos son ricos en azúcares, como es el caso de los jugos naturales.

- El mayor peligro está pues en el azúcar, presente en gran parte de nuestros alimentos cotidianos.

- Puede que pienses que una opción saludable son los alimentos bajos en grasa o con sacarina. Bien, la verdad es que siguen siendo un peligro, puesto que endulzantes como la sacarina o la sucralosa no ayudan a la pérdida de peso, ni son tan saludables como pensamos, sin olvidar que estimulan el hambre. Por su parte, cuando las empresas alimenticias venden sus productos con la etiqueta “bajos en grasa”, lo que hacen en realidad es eliminar la grasa pero añadir azúcar. ¿Sabes por qué? Cuando se elimina la grasa de un producto el sabor no es agradable, así que la mejor opción es endulzarlo, con lo cual, seguimos teniendo el mismo problema.

En conclusión, ambos elementos son igual de nocivos, pero el mayor riesgo está en el azúcar porque suele estar presente en la mayoría de comidas que tenemos en casa. Lo mejor es llevar un adecuado equilibrio, y leer siempre lo que consumimos.

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