Los expertos en nutrición nos advierten de que
el problema de la obesidad es, a día de hoy, uno de los peligros más
comunes para nuestra salud y, más aún, el sobrepeso sigue aumentando
año tras año en todos los países de un modo casi alarmante. ¿Por qué ocurre
esto? Tenemos una gran cantidad de posibilidades, existen alimentos light, disponemos de más opciones para practicar
deporte…
Muchos consideran que el principal enemigo
para nuestra salud y nuestro peso es el azúcar. Para otros, sin
embargo, son las grasas saturadas presentes en la mayoría de los
alimentos. Sea como sea, parece que vivimos una curiosa época en la cual
nuestros jabones son ricos en nutrientes y vitaminas, mientras quemuchos de
nuestros alimentos son cada vez menos saludables.
De ahí que se necesite un
esfuerzo diario por nuestra parte para “comer bien”, para tomarnos en
serio nuestra nutrición con el fin de evitar la obesidad. Es por ello por lo
que hoy queremos dar respuesta a esa cuestión que muchos nos hemos hecho alguna
vez… ¿Qué es peor? ¿La grasa o el azúcar?
La verdad sobre las grasas y el
azúcar.
El dato resulta curioso pero, según los nutricionistas, durante mucho
tiempo se demonizó el consumo de grasas sin tener en cuenta el peligro del
azúcar. La razón de ello estaba en que un gramo de grasa tiene 9 calorías,
mientras que uno de azúcar dispone de 4 calorías, lo cual provocó que durante
mucho tiempo, y en especial durante la década de los 70, la población fuera una
auténtica adicta al azúcar.
Si bien es cierto que a día de hoy lo seguimos siendo,
lo que ocurre es que la mayoría de alimentos procesados que consumimos
contienen tanto grasas como azúcares. Las razones por la que las empresas
alimenticias crean productos ricos con estos elementos son:
- Se trata de un
recurso fácil y rápido para el día a día en una sociedad donde cada vez se
tiene menos tiempo para cocinar.
- La comida rica en azúcares y grasa reduce la
ansiedad y eleva el bienestar pero, a su vez, es poco saciante, con lo
cual acabamos consumiendo más cantidades.
Veamos ahora las consecuencias del
consumo del azúcar y las grasas. ¿Cual crees que será más nocivo?
1. El riesgo
del azúcar
- Es importante saber que nuestro organismo
puede admitir una cantidad limitada de azúcar. En el momento en que cometemos
un exceso, la insulina la convierte en grasa y en reserva adiposa en
determinadas zonas de nuestro cuerpo. Además, el exceso de azúcar se convierte
a su vez en triglicéridos, esas moléculas tan dañinas que, como ya
sabes, aumentan el riesgo cardiovascular.
- El azúcar es un tipo de
carbohidrato pero, a su vez, existen diferentes tipos de azúcares que
consumes cada día sin que te des cuenta: muchas vitaminas son ricas en azúcares
complejos; algunos cereales, por su parte, disponen de azúcares simples y, a su
vez, la fruta también tiene fructosa, que consumida en altas cantidades puede
ser dañina.
- El azúcar más dañino es el refinado de
mesa (azúcar simple), puesto que es un alimento vacío y sin ningún poder
nutritivo. El más aceptable o “saludable” es el que está presente en la fruta,
ya que tarda más en ser absorbido y nos da más energía.
- Los alimentos ricos en azúcar blanco procesado engordan
más que las grasas.
- La gran mayoría de azúcar que consumimos a
diario viene de los refrescos y de los jugos que compramos en los
supermercados.
- El azúcar es más adictivo que las grasas, nos hacen casi
dependientes de todo lo dulce. ¿La razón? Elevan nuestra serotonina, nos ofrece
bienestar y, a su vez, un “alto índice glicémico”, es decir,
quedamos saciados durante un breve instante pero al cabo del rato volvemos a
sentir las “ansias”. Es pues un alimento peligroso.
2. El riesgo de las grasas
Es
importante diferenciar entre las grasas buenas y las grasas malas:
- Las grasas
llamadas “malas” son las saturadas, hidrogenadas y las “trans”. Vienen de
las carnes animales, de los quesos, los lácteos y de los aceites
hidrogenados, como las margarinas. No se trata de eliminarlas por completo de
nuestra dieta, sino de llevar un adecuado equilibrio, puesto que nos aportan
proteínas y son básicas para sintetizar determinadas hormonas y vitaminas.
- Si nos excedemos diariamente en el consumo de las
grasas malas, corremos el riesgo de padecer arteriosclerosis, obesidad y
problemas de corazón.
- Las grasas buenas o “monoinsanturadas” son necesarias
para nuestra salud cardíaca, puesto que disponen de un alto contenido en omega
3, que mantiene a raya nuestro colesterol. Ahora bien, si nos
excedemos en el consumo de este tipo de grasas, también sufriremos
problemas de salud.
Conclusiones que debemos tener en cuenta
Los nutricionistas
nos señalan que ambos elementos son igual de peligrosos, puesto que la
mayoría de alimentos que consumimos son ricos en ambos: grasas y azúcares.
- El
problema está en que, generalmente, cuando queremos llevar una dieta más
saludable, las personas solemos eliminar de nuestra dieta las grasas, sin tener
en cuenta que muchos de los alimentos que comemos son ricos en azúcares,
como es el caso de los jugos naturales.
- El mayor peligro está pues en el azúcar,
presente en gran parte de nuestros alimentos cotidianos.
- Puede que pienses que
una opción saludable son los alimentos bajos en grasa o con sacarina.
Bien, la verdad es que siguen siendo un peligro, puesto que endulzantes como la sacarina o la sucralosa no ayudan a
la pérdida de peso, ni son tan saludables como pensamos, sin olvidar
que estimulan el hambre. Por su parte, cuando las empresas alimenticias
venden sus productos con la etiqueta “bajos en grasa”, lo que hacen
en realidad es eliminar la grasa pero añadir azúcar. ¿Sabes por qué?
Cuando se elimina la grasa de un producto el sabor no es agradable, así que la
mejor opción es endulzarlo, con lo cual, seguimos teniendo el mismo problema.
En
conclusión, ambos elementos son igual de nocivos, pero el mayor riesgo
está en el azúcar porque suele estar presente en la mayoría de comidas que
tenemos en casa. Lo mejor es llevar un adecuado equilibrio, y leer siempre lo
que consumimos.
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