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Éste es
un ácido graso de los llamados “esenciales” porque nuestro organismo es incapaz
de fabricarlo, y tiene que ser tomado con el alimento. Los ácidos grasos
omega-3 están implicados no sólo en la maduración y el crecimiento cerebral y
retiniano del niño (por eso la leche materna lleva estos ácidos grasos), sino
que intervienen en los procesos de inflamación, coagulación, presión arterial,
órganos reproductivos y metabolismo graso.
¿Qué beneficios aportan para la
salud cardiovascular?
El
consumo en la alimentación de ácidos grasos esenciales, los omega-3 en un
adecuado equilibrio y cantidad contribuye a estabilizar el metabolismo de las
grasas en el organismo, así como interviene en otros muchos procesos orgánicos. Gracias a ellos, el metabolismo de las grasas (concretamente del colesterol) su
cantidad y su transporte se corrigen particularmente, reduciendo el riesgo de
padecer una enfermedad cardiovascular.
Concretamente intervienen en la
reducción del colesterol transportado en lipoproteínas de baja densidad (sobre
todo las partículas más pequeñas y densas, y de mayor peligro, el “colesterol
malo” o LDL), y facilitando el aumento de las lipoproteínas de alta densidad
(el “colesterol bueno” o HDL) que limpia las arterias en vez de deteriorarlas.
Tienen, además, un papel en el funcionamiento normal del endotelio (el tapizado
interior de las arterias del organismo) en cuyo seno se producen las lesiones
de la arteriosclerosis.
Según
un reciente estudio realizado en Italia (GISSI-Prevenzione) los pacientes que
habían sufrido un infarto de miocardio y que tomaban pescado azul, de forma que
ingerían más de 1 gramo
diario de ácidos grasos omega-3 morían menos por muerte súbita. La razón parece ser que viene
mediado por la menor presencia de arritmias malignas observadas en los estudios
realizados a esos pacientes tras su episodio coronario. El beneficio en cuanto
a menor cantidad de arritmias y menos muertes súbitas ocurre incluso cuando no
cambian las cifras de colesterol.
¿Qué efectos tienen los ácidos grasos omega-3 en la
arteriosclerosis?
Un buen equilibrio en el
aporte de ácidos grasos esenciales, y el aporte significativo de grasas
poliinsaturadas y monoinsaturadas retarda la aparición de lesiones
arterioesclerosas. Entre las varias capacidades de los ácidos omega-3 y las
grasas insaturadas se cuenta con corregir el perfil de colesterol, favoreciendo
que haya más colesterol bueno (HDL).
También promueve
que las partículas de LDL sean menos dañinas. Se ha observado que las dietas
ricas en omega-3, especialmente de
cadena más larga, reducen la cantidad de triglicéridos en sangre. La toma de
ácidos grasos poliinsaturados parece retrasar o corregir la aparición de
diabetes del adulto, lo que reduce también, a su vez, el riesgo cardiovascular.
¿Es cierto que los omega-3 aumentan el colesterol bueno o, HDL?
El cambio en el metabolismo graso que induce la toma de ácidos poliinsaturados, especialmente los omega-3, parece que no solo reducen la cantidad de colesterol malo (LDL), sino que también eleva discretamente el HDL o colesterol bueno.
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