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El músculo
abdominal es un músculo esquelético, o sea, es de
contracción voluntaria (aunque puede contraerse involuntariamente), facilita el
movimiento y mantiene la unión hueso-articulación a través de su contracción.
Exactamente igual que el pectoral, el dorsal, el cuadriceps, el bíceps…
¿Verdad que no tiene sentido hacer 500
repeticiones de pectoral en una sesión de entrenamiento?
Pues tampoco tiene sentido hacer 500 abdominales seguidas. Y menos sabiendo que
cuando nos levantamos de una silla ya estamos trabajando esta zona, cuando
andamos también y evidentemente cuando trabajamos con las pesas,
independientemente del ejercicio que hagamos, también involucramos (y mucho),
nuestro abdominal.
Una cosa es que seamos deportistas de élite y debamos tener la zona
abdominal super trabajada y desarrollada. Según el tipo de deporte (nadadores
de larga
distancia, gimnastas…), pueden llegar hacer miles
abdominales al día. Es lo que necesitan para poder tener un cuerpo de “élite” y
poder competir en condiciones. Pero para lo que tenemos como objetivo un fin
puramente estético y de salud deberíamos enfocarlo de una forma diferente.
Para empezar, debemos saber que la zona abdominal está compuesta por el
recto abdominal, el oblicuo interno y externo y la musculatura transversal.
Cuando trabajamos los abdominales de una forma tradicional estamos incidiendo básicamente en el recto abdominal y los oblicuos.
¿Pero, qué ocurre con el músculo transversal o transverso abdominal?
El transverso abdominal es el músculo más profundo de los
abdominales: Una especie de faja que recubre todas nuestras vísceras desde las
vértebras lumbares (donde se origina) hasta el abdomen, donde queda insertado
por debajo de los oblicuos y del recto abdominal, presionando los órganos
intestinales hacia dentro y protegiendo la salud de la columna vertebral (esta
presión es lo que hace que disminuya nuestro perímetro abdominal y haga que
marquemos más).
Se activa automáticamente en acciones reflejas como toser o reír, pero
el resto del día tiende a relajarse, ya que no trabaja en absoluto en
posiciones sedentarias (sentado o quieto), cada vez más habituales en los
empleos actuales.
Un transverso abdominal trabajado da una mejor alineación postural de
la espalda y una cintura más esbelta. El trabajo de este músculo no nos hará
tener menos barriga, pero como he dicho antes, nos ayudará a tener más marcado
nuestro abdomen.
El trabajo del abdominal transversal es a través de las contracciones
isométricas (sin movimiento). Son contracciones para mantener una posición
estática específica. En todo momento el músculo está trabajando, no hay
descanso, por lo que la intensidad del ejercicio es elevada.
Al principio nos contará mantener la postura que estamos trabajando. Si
llegamos a mantenerla 30 segundos ya sería todo un éxito, y si somos capaces de
llegar a los 2 minutos será señal de que tenemos unas abdominales de hierro.
Así pues, para una buena rutina de trabajo, por un lado no deberíamos
olvidar los abdominales tradicionales (yo los dejaría más para deportistas, con
un objetivo de poder rendir un poco más en su disciplina) y por otro los abdominales
isométricos deberían tener cada vez mayor importancia en nuestras
sesiones de entrenamiento y son aptos tanto para un punto de vista de salud,
como de estética y de rendimiento.
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