La hipertensión
arterial es una patología crónica que consiste en el
aumento de la presión arterial. Una de las características de esta enfermedad
es que no presenta unos síntomas claros y que estos no se manifiestan
durante mucho tiempo.
En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de
mortalidad en España. Sin embargo, la hipertensión es una patología
tratable. Si no se siguen las recomendaciones del médico, se pueden
desencadenar complicaciones graves, como por ejemplo, un infarto de miocardio, una hemorragia o trombosis cerebral, lo
que se puede evitar si se controla adecuadamente.
Las primeras consecuencias de la hipertensión
las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la presión
arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse dificultado
al paso de sangre a través de ellas. Esto se conoce con el nombre de
arterioesclerosis.
Aunque todavía no se conocen las causas específicas
que provocan la hipertensión
arterial, sí se ha relacionado con una serie de factores que suelen
estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar
aquellos relacionados con la herencia genética, el sexo, la edad y la raza y
por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar
los hábitos, ambiente, y las costumbres de las personas, como: la obesidad, la
sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de
anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
Causas no
modificables
Factores genéticos:
La predisposición a desarrollar hipertensión
arterial está vinculada a que un familiar de primer grado tenga
esta patología. Aunque se desconoce el mecanismo exacto, la evidencia
científica ha demostrado que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos)
hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las
de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.
Sexo:
Los hombres tienen más predisposición a
desarrollar hipertensión
arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la edad de
la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos
sexos se iguala. Esto se debe a que la naturaleza ha dotado a la mujer con unas
hormonas que la protegen mientras está en la edad fértil (los estrógenos) y por
ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo,
las mujeres jóvenes que toman píldoras anticonceptivas tienen más riesgo de
desarrollar una patología cardiaca.
Edad y raza:
La edad es otro factor que influye sobre las
cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o
máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y lógicamente se
encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la edad.
En cuanto a la raza, los individuos de raza
negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los de
raza blanca, además de tener un peor pronóstico.
Causas modificables
Sobrepeso y obesidad:
Los individuos con sobrepeso están más
expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso
normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más
evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión
arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es
entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal.
No se sabe con claridad si es la obesidad por
sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado que aumente
la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas investigaciones
apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de alteraciones que serían en
parte responsables del aumento de presión arterial. También es cierto, que la
reducción de peso hace que desaparezcan estas alteraciones.
Vasculares:
Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los
problemas relacionados con el riñón pueden influir en la aparición de la hipertensión
arterial. De hecho, suponen entre el 2,5 y el 6 por ciento de
las causas.
Las principales patologías vasculares que influyen son:
- ·
Enfermedad renal
poliquística.
- ·
Enfermedad renal
crónica.
- ·
Tumores productores
de renina.
- ·
El síndrome de
Liddle.
- ·
Estenosis de la
arteria renal.
Endrocrinológicas:
Las causas endocrinas
representan entre el 1 y el 2 por ciento. En éstas se incluyen desequilibrios
hormonales exógenos y endógenos. Las causas exógenas
incluyen la administración de corticoides.
Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres
que toman anticonceptivos orales puede desarrollar hipertensión. Los factores
de riesgo para la hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos
orales incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad.
Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos
(AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos fármacos
bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La
inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez,
aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también
inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de
factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden
contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión
controlada o normotenso.
Las causas hormonales
endógenas incluyen:
- ·
Hiperaldosteronismo
primario.
- ·
El síndrome de
Cushing.
- ·
Feocromocitoma.
- ·
Hiperplasia
suprarrenal congénita.
Las causas neurogénicas
incluyen:
- ·
Tumores cerebrales.
- ·
Poliomielitis
bulbar.
- ·
Hipertensión
intracraneal.
Además existen drogas y toxinas que pueden
propiciar la aparición de la hipertensión:
- ·
Alcohol.
- ·
Cocaína.
- ·
Ciclosporina,
tacrolimus.
- ·
Fármacos
antiinflamatorios no esteroides.
- ·
Eritropoyetina.
- ·
Medicaciones
adrenérgicas.
- ·
Descongestionantes
que contienen efedrina.
- ·
Remedios a base de
hierbas que contienen regaliz
- ·
Nicotina.
Por último, existen
algunas enfermedades que se relacionan con la hipertensión como son el
hipertiroidismo e hipotiroidismo, la hipercalcemia, el hiperparatiroidismo, la
acromegalia, la apnea obstructiva del sueño y la hipertensión inducida
por el embarazo.
Síntomas
Según, Julián
Segura, el presidente de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española
para la Lucha contra la Hipertensión
Arterial (Seh-Lelha), “la mayor limitación a la hora de
detectar la hipertensión es que la mayoría de los casos de hipertensión
transcurren sin que haya ningún síntoma y, por tanto, la enfermedad pasa
desapercibida, con el riesgo que eso conlleva”.
Segura indica que
hay síntomas inespecíficos, como las cefaleas, que ayudan a detectarla porque ponen en alerta al
paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a que les tomen la
tensión. Sin embargo, señala que esos síntomas no se pueden atribuir a la
hipertensión porque coinciden en el tiempo como respuesta al dolor.
En el caso de los
hipertensos que han estado sin diagnóstico durante mucho tiempo, el presidente
señala que estos pueden sufrir en un momento dado una complicación, como una
angina de pecho, que es un síntoma derivado de esa complicación.
Prevención
Tener hábitos de
vida saludable y, sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad son los principales factores para prevenir la
aparición de la hipertensión.
Los especialistas
señalan que llevar una dieta sana y practicar ejercicio puede ayudar
a que la población general esté exenta de sufrir esta patología.
En los casos en los
que en la familia haya antecedentes de hipertensión y por tanto haya una
predisposición a ser hipertenso a lo largo del tiempo, este factor genético
supone una llamada de atención adicional a que el paciente cuide esos hábitos
de vida y vigile sus cifras de tensión arterial.
Tipos
La tensión arterial tiene dos componentes:
·
Tensión sistólica:
Es el número más alto. Representa la tensión que genera el corazón cuando
bombea la sangre al resto del cuerpo.
·
Tensión diastólica:
Es el número más bajo. Se refiere a la presión en los vasos sanguíneos entre
los latidos del corazón.
La tensión
arterial se mide en milímetros de
mercurio (mmHg). La tensión arterial alta (HTA) se diagnostica
cuando uno de estos números o ambos son altos. Esta enfermedad se conoce también
como hipertensión.
La tensión arterial alta se clasifica como:
- ·
Normal: menos de
120/80 mmHg
- ·
Prehipertensión:
120/80 a 139/89 mmHg
- ·
Estadio 1 de
hipertensión: 140/90 a 159/99 mmHg
- ·
Estadio 2 de
hipertensión: 160/109 a 179/109 mmHg
- ·
Estadio 3 de
hipertensión: mayor de 179/109 mmHg
Diagnóstico
La primera línea de
combate de la hipertensión son los equipos de atención primaria,
tanto los médicos, como las enfermeras. En la consulta tienen protocolos de
actuación para que cuando acudan los pacientes, por los motivos que sean, los
sanitarios realicen una medición. Si el paciente no está diagnosticado, a
partir de ese momento puede empezar su tratamiento si le hiciera falta.
Otras áreas que
ayudan a que el paciente identifique una hipertensión y que le advierte de que
sería recomendable que acudiera al especialista para obtener un posible
diagnóstico son los chequeos rutinarios que hacen las empresas o
cuando los pacientes se hacen una revisión porque quieren empezar a practicar
algún deporte federado o semi profesional.
“Estos controles
son muy importantes porque se realizan normalmente en personas que nunca han
pasado por un médico porque han estado sanos hasta el momento y puede ayudar a
diagnosticar al paciente”, apostilla Julián Segura, presidente de la Sociedad
Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión
Arterial (Seh-Lelha).
Tratamientos
A la hora de tratar
la hipertensión hay dos bloques fundamentales de acciones a realizar:
- ·
Mejora de los
hábitos de vida
El paciente tiene
que llevar una dieta saludable, disminuir el consumo de calorías, de
azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio físico. Estas dos
prácticas tienen como resultado un mejor control del peso y si el peso está
bien controlado es una manera sencilla de controlar la hipertensión.
Julián Segura,
presidente de la Sociedad Española de la Hipertensión- Liga Española para la
Lucha contra la Hipertensión
Arterial (Seh-Lelha), señala que muchos hipertensos surgen
porque las personas llevan tiempo sin cuidarse y ganan unos kilos. “Cuando el
hipertenso ya está identificado, parte de su tratamiento es controlar bien su
peso, evitar ganar kilos, tener una vida activa y evitar llevar una
sedentaria”.
Por último, Segura
recomienda que si el paciente es fumador, conviene que abandone ese hábito y si
suele consumir alcohol, es aconsejable que lo reduzca considerablemente.
- ·
Tratamientos
farmacológicos
En caso de que los
cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día
existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para
controlar la presión arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un
solo fármaco. No obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y
necesitan combinar con dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.
Debido a que
la hipertensión
arterial es una enfermedad crónica, es fundamental
que los pacientes sean constantes con los tratamientos. Según
los datos de la Seh-Lelha, el 90 por ciento de los pacientes diagnosticados de
hipertensión no lleva a cabo las recomendaciones de los especialistas en
materia de higiene o dieta y el 50 por ciento no sigue los tratamientos que
tienen prescritos.
Esto se debe a que
como es una patología que se padece durante muchos años, los pacientes tienden
a relajarse con las instrucciones que le da el médico. Esto puede tener una
serie de consecuencias. La principal es que tendrá la hipertensión mal
controlada, lo que a largo plazo puede derivar en complicaciones cardiovasculares mayores como infarto de miocardio, ictus, deterioro de la función renal o de la circulación de
las piernas, entre otros
¿Cómo medir la tensión arterial?
Existen diversas
maneras de medir la presión arterial:
- Esfigmomanómetro de
mercurio: Es el más exacto y menos expuesto a errores. Para su uso se requiere
un fonendoscopio.
Esfigmomanómetro de
aire: Es el más utilizado y es también un aparato preciso. Igualmente necesita
de un fonendoscopio para su uso.
- Aparato electrónico: Se
utiliza mucho para realizar el autocontrol, no necesita fonendoscopio porque
lleva un detector del pulso incorporado y es de fácil manejo. No obstante, se
trata de un aparato muy sensible a los ruidos y a los movimientos, por lo que
para que los valores obtenidos sean exactos, es necesario que el brazo no se
mueva y que no se hable. Es importante que el aparato esté en buenas
condiciones y se revise periódicamente.
Para medir la presión arterial debe
colocarse el manguito del esfigmomanómetro a la altura del corazón. El borde
superior debe estar como mínimo dos centímetros por encima de la flexura del
codo. A continuación se infla el manguito hasta una presión de 180 milímetros
de Hg. Si se sabe que en determinaciones anteriores la presión sistólica era
superior a esta cifra, se infla hasta una presión 200 mm Hg por encima de la
última conocida. Se coloca la campana del fonendo allí donde previamente se ha
localizado el latido arterial en la flexura del codo y se procede a desinflar
poco a poco el manguito.
El primer latido que se escucha corresponde a la
presión sistólica o máxima y la desaparición del latido a la presión diastólica
o mínima. En los niños y también en algunos adultos, los latidos no
desaparecen; entonces se considera como presión diastólica aquella en la que se
modifica la tonalidad de los latidos.