El hombro es una
región bastante sensible. No es una articulación, sino un complejo
integrado por varias articulaciones, donde participan también muchos músculos,
tendones largos, ligamentos, etc. Por ello es bastante sensible a lesiones en
el deporte.
Sin embargo, no hay
que confundir el hecho de que aparezcan lesiones en las pruebas de imagen como
una justificación de la patología. Me explico: existe una degeneración que no
es tal, sino que son procesos normales asociados a la edad o al uso,
que pueden mostrarse en pruebas de imagen, pero que no tienen por qué generar
problemas.
Una imagen no lo es
todo
Ocurre algo parecido
al caso de las hernias, protrusiones y otros hallazgos a nivel de columna lumbar,
que pueden estar presentes en sujetos sanos, que no tienen síntomas ni
molestias.
En el caso del hombro,
según se comenta en un artículo de 2011, es posible encontrar mediante
ecografía hallazgos en el 96% de los sujetos que participaron
(muestra de 51 hombres sin molestias o antecedentes de problemas en hombros).
Artículo completo (en inglés): Ultrasound of the
shoulder: asymptomatic findings in men.
La muestra no es
especialmente grande, pero ese 96% de sujetos con alteraciones a
nivel de hombro es muy llamativo: artrosis de la articulación
acromioclavicular, tendinopatía del supraespinoso,
engrosamiento de la bursa...
Buscar al culpable
adecuado
Si estos sujetos
tuvieran un dolor en el hombro, o una limitación, enseguida echaríamos la
culpa a este hallazgo, pero parece ser que es relativamente frecuente
tener este tipo de problemas y no tener síntomas como dolor, molestia o
limitación de movilidad.
Cuando hay un
golpe, un dolor, una limitación... Es muy oportuno que la prueba de imagen
arroje un hallazgo como un deterioro, artrosis, tendinopatía,
pero no hay que dejarse llevar, pues lo interesante es que puede haber estas
lesiones y que la persona no tenga ninguna limitación o dolor, con lo que la
relación causa-efecto queda en entredicho.
La muestra de
sujetos en el estudio fue de varones entre 40 y 70 años de edad. Si
bien es un único estudio, con una muestra no demasiado amplia, va en la línea
de otros estudios que lo que muestran es que los hallagos en pruebas de imagen
(radiografías, resonancias, ecografías...) no son verdades absolutas, y
que lo que manda es la clínica, los síntomas.
Valores de glucosa
en sangre: cuándo buscar atención médica. Controlar los niveles de glucosa es
fundamental, tanto para el buen funcionamiento de nuestro organismo como para
prevenir y detectar a tiempo la diabetes. ¿Cuáles son tus niveles?
Los valores de
glucosa en sangre, es decir el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre, es el
parámetro que nos ayuda a controlar la presencia o no de diabetes. En el
supuesto de que los valores no sean los adecuados, ¿cuándo buscar atención
médica?
Ya sea del tipo 1 o
tipo 2, la diabetes está relacionada con las dificultades del organismo parametabolizar correctamente
los azúcares, tanto por falta o insuficiencia de insulina –la
hormona responsable de esta función- como por la resistencia del propio
organismo (el síntoma principal es la hiperglucemia).
Valores de glucosa
en sangre: cuándo medirlos
El nivel de azúcar
en la sangre no es el mismo a lo largo del día, incluso en las personas sanas o
sin problemas de diabetes. A primera hora de la mañana, en ayunas, la
concentración de glucosa en sangre varía entre 60 y 110 mg/dl. Niveles que
aumentan después de las comidas, es decir, la ingesta de alimentos eleva la
producción de glucosa. Generalmente, dos horas después de las comidas, los
valores de glucosa recuperan la normalidad, siempre y cuando no haya problemas.
Existen diferentes valores de la glucosa a considerar. Por una parte, el valor
en ayunas, que se mide generalmente por la mañana (8 horas después de la última
comida), y la glucosa postprandial (se mide dos horas después de la
comida o de la administración de una solución de glucosa y agua).
Valores de glucosa
en sangre: análisis y mediciones
Para medir la
glucosa en sangre es necesario un análisis de sangre realizado en el
laboratorio o un glucómetro (un kit especial para medir los valores
con un pinchazo en el dedo, tiras reactivas y lector de medición). En este
último caso, la medición la puede realizar el médico, u optar por hacerla en
casa o en la farmacia.
Hoy en día incluso
existen dispositivos modernos y de tecnología avanzada para medir el nivel de
azúcar con el teléfono –prevención 2.0 con las mejores apps-, especialmente adecuados
para las personas diabéticas.
La diabetes no
siempre se presenta con síntomas evidentes. De hecho, está
considerada como una patología
silenciosa porque no duele, cuyas señales pueden pasar
inadvertidas. En ausencia de síntomas en concreto, después de los 45 años es
aconsejable realizar un control periódico de los niveles de azúcar en
sangre. Las personas en situación de riesgo (personas con sobrepeso, hipertensión o
con antecedentes diabéticos familiares, por ejemplo) conviene que se realicen
los análisis lo antes posible y con mayor frecuencia, poniendo en conocimiento
del médico los factores de riesgo.
Valores de glucosa
en sangre: cuándo consultar al médico
Una única prueba de
glucosa en sangre no es suficiente para confirmar o descartar la diabetes. El diagnóstico,
como en cualquier otra patología, debe ser certero y preciso, para lo que de
entrada se deben realizar diferentes mediciones, tanto en ayunas como después
de las comidas.
Se puede hablar de diabetes cuando la tasa de glucosa en sangre
en ayunas ronda los 126 mg/dl (entre 110 y 126 mg/dl), o se sitúa en 199 mg/dl
dos horas después de las comidas (entre 140 y 199 mg/dl). En estos casos, hay
que consultar al médico (si no se ha hecho ya) ya que podríamos estar ante un
problema de diabetes. Hay otros síntomas que nos pueden alertar, como la pérdida
de peso sin causa aparente, el aumento de orina y la constante sensación
de sed.
Si hay factores de
riesgo, incluso antes de que se confirme la diabetes –prediabetes-, es aconsejable modificar el estilo de vida,
empezando por la dieta,
y repitiendo con frecuencia los exámenes.
Correr va mucho más
allá de poner un pie delante del otro, y para hacerlo ben y con la técnica
correcta es necesario que conozcamos qué ocurre en nuestro cuerpo mientras
estamos corriendo. Si sabemos qué músculos están implicados en cada fase de la
pisada, nos será mucho más sencillo realizar las conexiones neuromusculares de
forma eficiente para correr mejor y de manera más segura.
¿Eres consciente
del movimienviento oscilante de tu cadera mientras corres? ¿Eres capaz de
mantener lo músculos del torso relajados? ¿El movimiento de tus brazos está
coordinado y acompasado al de tus piernas? Todos estos aspectos y muchos más
los vemos en el siguiente vídeo.
Comenzamos hablando
de las fases de la
pisada en carrera y de los músculos implicados en cada una de
ellas. Simplificando mucho podemos decir que en la fase de aterrizaje y en la
de apoyo está más implicada la musculatura de la cadena anterior del
cuerpo, mientras que en la de impacto y en la de vuelo cobran protagonismo los músculos
de la cadena posterior.
El centro de
gravedad y el movimiento oscilante de la cadera son importantes
a la hora de conseguir ser más eficientes durante la carrera, es decir,
conseguir correr mejor y de forma más rápida con el mínimo esfuerzo. Esto se
consigue también coordinando nuestro tren superior e inferior: no deben ir cada
uno por su lado, sino que los dos juntos forman una unidad indivisible, aunque
con funciones diferentes.
Como veis, correr
no es solo correr. A través de este vídeo podemos ser más conscientes de lo que
ocurre en nuestro cuerpo, y de esta forma poder correr más y mejor.
Puede que escuches lo común que es la lesión del
manguito de los rotadores. Estos músculos actúan fijando la articulación del
hombro, pero esta función la hacen a expensas de tener que sufrir mucho estrés
al movilizar o realizar ejercicios con los hombros.
La lesión del
manguito de los rotadores puede ser de distinta gravedad, desde un simple
sobreesfuerzo que provoca unos días de dolor hasta una patología seria,
pudiendo originar una alteración del tendón, un atrapamiento y, en los casos
más graves, incluso una rotura.
No es para asustar: las lesiones más graves ocurren en personas a partir de los 40 años de
edad y se suelen asociar a una combinación de sobreesfuerzo más trastorno
degenerativo, pero también es cierto que no se puede olvidar que, mientras más
se fuercen estos músculos de forma incorrecta, más fácil va a ser ir propiciando
su degeneración.
Músculos del
manguito de los rotadores
A continuación se enumeran al grupo muscular que conforman el manguito rotador:
Supraespinoso
(supraspinatus)
Infraespinoso
(infraspinatus)
Redondo menor
(teres minor)
Subescapular
(subescapularis)
En el vídeo (a
partir del minuto 1:30) se puede observar estos cuatro músculos bien diferenciados.
Fijate en dos cosas:
El supraespinoso queda
justo por debajo de un relieve óseo (acrómion) y de un ligamento
(coracoacromial). Es decir, el tendón de este músculo pasa por un canal
estrecho. En los movimientos que obliguen a levantar mucho el brazo o hacer
mucho esfuerzo con este músculo, es fácil que roce o quede atrapado, provocando
dolor o una patología a medio-largo plazo.
Los cuatro músculos
que integran el manguito de los rotadores “abrazan” la cabeza del húmero que,
de otra forma, estaría “en el aire”. Esto es porque la cabeza del húmero es una
“bola” que articula con una parte muy pequeña de la escápula. Esto permite
mucha movilidad, pero deja a la articulación muy desprotegida. Necesita la
acción de los músculos del manguito para mantenerse en su sitio. Esto quiere
decir que los músculos están constantemente trabajando para mantener a la
articulación en su lugar.
Fijate en lo que
esto último implica: sin que nos demos cuenta, estos músculos, ya están
trabajando mucho, para mantener la articulación en su lugar. Esto hace que
movimientos bruscos, imprecisos, descontrolados, sobreesfuerzos continuados…
Vayan forzando a los tendones, haciéndolos trabajar, rozar, estirarse,
contraerse, chocar contra relieves óseos…
Esto puede dar una
patología de mayor o menor gravedad.
En este vídeo corto
podemos ver la acción pura de rotación externa. No aparece representado el
supraespinoso, aunque haría la misma acción.
Lesión del manguito
de los rotadores
Las causas más
frecuentes son: escasa vascularización (que no le llegue bien el aporte
sanguíneo),sobreuso, traumatismo, degeneración o deformidad (por ejemplo
en el relieve óseo acrómion, que provoca que roce con el tendón).
Es más frecuente
que la lesión empiece afectando al supraespinoso, por ser el más
superficial, con poca vascularización en su tendón, y que puede comprimirse
contra el acrómion en los movimientos y posturas forzadas. Suele afectar más a
personas mayores, debido a que una causa muy frecuente, como ya hemos dicho, es
degenerativa, aunque claro, puede aparecer en personas jovenes por las demás
causas (sobreuso y traumatismo principalmente).
Tratamiento y
prevención de la lesión del manguito de los rotadores
En cuanto al tratamiento,
variará dependiendo del tipo de lesión. En muchos casos se afectará el tendón,
habrá un pequeño desgarro, o simplemente dolor, y podrá aliviarse con
tratamiento conservador. Si se produce rotura (casos más graves), será
necesario tratamiento quirúrgico. Algunas pautas generales:
Aliviar el dolor y
la inflamación (medicación analgésica, reposo, hielo…).
Mejorar movilidad
articular, en caso de que se haya visto reducida (ejercicios suaves
específicos).
Tonificación y
fortalecimiento muscular (también con ejercicios suaves específicos).
Evitar
desequilibrios musculares y realizar medidas de prevención.
En cuanto a las medidas
preventivas, las que nos interesan para el entrenamiento:
Entrenamiento
específico de la musculatura. Ejercicios para mantener fuertes y flexibles
estos músculos, sin trabajar en postura forzada. En Vitónica tenéis ejemplos de ejercicios para
fortalecer el manguito de los rotadores sin dañarlo.
No obsesionarse
fortaleciendo deltoides únicamente. Un deltoides demasiado potente frente a un
manguito débil puede provocar que el deltoides traccione hacia arriba del
hombro, reduciendo el espacio y favoreciendo la compresión del tendón del
supraespinoso. Hay que trabajar todos los músculos de forma equilibrada.
Fundamental que
la técnica venza al deseo de aumentar el peso levantado. Lo he dicho mil
veces: es una articulación muy delicada. Hay que ir trabajando con mayor peso
para potenciar la musculatura (recordad, sin trabajar unos músculos mucho y
olvidarnos de otros), pero no tiene sentido colocar los hombros en posición
forzada, levantar el peso realizando “tirones”, compensaciones, sin controlar
el movimiento… No es difícil lesionarse si se somete a los hombros a un
entrenamiento muy forzado. Seguro que en los comentarios alguien puede decir
algo al respecto.
Nunca entrenar con
dolor. Parar ante un ejercicio que provoque dolor. Bajar el peso levantado, o
bien sustituir el ejercicio por otro que no provoque dolor.
Calentar antes de
entrenar. Nada de estiramientos (estos mejor al final de la sesión), sino
realizar el ejercicio con poco peso, para comprobar que se domina la técnica y
se realiza el ejercicio de forma controlada. Ejercicios de movilidad de hombro
(con pica) de forma suave, controlada, y ejercicios específicos para manguito
de los rotadores (como los que he enlazado aquí) pueden servir para preparar la
zona para un ejercicio más intenso.
El esguince de
tobillo es un archienemigo del deportista, pero también de quien no lo es, pues
es una lesión muy frecuente que puede ocurrir por un mal paso o una caída
leve. Las consecuencias van desde hinchazón y dificultad para caminar hasta una
total limitación para dar un paso.
Sin embargo, aunque
es una lesión molesta, muchos de los esguinces son leves; en cualquier caso,
cualquier esguince de tobillo, con un diagnóstico y tratamiento adecuados, se
puede mejorar y se obtiene una buena recuperación. En cuanto al diagnóstico,
y de esto va esta entrada, no siempre es necesario realizar una radiografía,
así que vamos a hablar un poco más sobre esta lesión del tobillo y la necesidad,
o no, de hacer radiografías:
Esguince de tobillo
y toma de decisiones
Los esguinces de
tobillo se clasifican por su gravedad.
Dependiendo de la gravedad, y de si hay lesión ósea (fractura o fisura) se hará
necesario un tratamiento, desde el más simple, conservador, hasta férula de
yeso o incluso cirugía.
Sin embargo, del
mismo modo que no se deben utilizar escayolas sin motivo en los esguinces de
tobillo (si no hay lesión que lo justifique, y un simple esguince leve no lo
justifica), tampoco deben realizarse radiografías en todos los casos para el
correcto diagnóstico del esguince. Para ello hay unas reglas de decisión
clínica muy útiles, que podemos ver aplicadas, de forma rápida, pero precisa,
en este vídeo, que corresponde a la serie "Urgencias" (Emergency Room
en su versión original).
En el vídeo vemos
la aplicación de las reglas de Ottawa, que permiten discriminar si una lesión
de tobillo necesita radiografía o no (en el caso del vídeo, no la necesitó, se
diagnostica esguince).
Reglas de Ottawa de
tobillo
Estas normas para
tomar decisiones en la exploración de tobillo son muy útiles porque son
sencillas de recordar, y porque funciona muy bien para detectar si es un simple
esguince o si se necesita radiografía para valorar, pues se sospecha
fractura u otra lesión.
Consiste en la
palpación de relieves óseos para ver si aparece dolor, y si la persona es capaz
de mantenerse de pie y dar cuatro pasos seguidos sin ayuda. En caso de existir
algún signo positivo, y de que el mecanismo de producción haya sido violento y
se pueda sospechar lesión ósea, según estas reglas se debe realizar
radiografía.
Para estar seguros
de que puede haber una fractura, antes de hacer la radiografía, hay una
prueba que se llama "del diapasón", que consiste en aplicar un
diapasón vibrando sobre las zonas óseas: en caso de fractura, aparecerá dolor
debido a la vibración. En caso de que la radiografía muestre lesión
ósea sí que se debe utilizar una inmovilización tipo escayola.
Creo que esta
información puede ser interesante, porque es una lesión muy frecuente, y
es útil conocer los criterios diagnósticos; aunque tengamos claro que la
información no sirve para realizar "autodiagnóstico", pues es
necesario acudir al médico en caso de sufrir una lesión de este tipo.